El pescado lo solemos clasificar así, y para los despistados decir que no se diferencian por el color sino por el contenido graso.
Al pescado azul lo solemos llamar pescado graso mientras que al pescado blanco: pescado magro. Pero en esta clasificación hay que añadir otro tipo: el pescado semigraso en el que pueden ir pescados que dependiendo de la época tienen mayor o menor contenido graso.
Los azules (anchoa, atún, salmón...) tienen como mínimo un 6% de grasa mientras que los blancos (bacalao, lenguado, merluza...) presentan como máximo un 2% de su composición
El azul suele tener la cola en forma de flecha y su alto contenido en grasa que se acumula en los músculos dándole un tono azulado es debido a los largos viajes que realiza.
La cola en el pescado blanco tiene un borde recto. Su grasa la acumula en los hígados, por lo que suele tener un tono blanquecino. Al ser un pescado sedentario no tiene la necesidad de acumular tanta grasa.
El pescado blanco por lo tanto al tener menor proporción de grasa tiene menos calorías. ¿Deberíamos entonces comer solo pescado blanco? NO! Éste al tener menor proporción de grasa tiene también menor proporción en ácidos grasos monoinsaturados y poliinsaturados como son el el oleico y el omega-3 cuyo consume es importante para la salud de nuestro corazón.
Por lo tanto para una buena alimentación debes de consumir ambos tipos de pescado. Recuerda que la dieta mediterránea incluye el consumo de pescado azul así como de frutos secos como las nueces, otra gran fuente de omega-3.
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