domingo, 25 de noviembre de 2012

La sacarina: una dulce polémica.

La sacarina es uno de los edulcorantes artificiales más utilizados en el mundo. Se presenta como un aditivo alimentario muy beneficioso en comparación con su mayor oponente, el azúcar. Es utilizada mayoritariamente por personas diabéticas, ya que no altera el nivel de glucosa en sangre; por personas con obesidad o que simplemente no quieren engordar, ya que carece de calorías; y es utilizado también para edulcorar todo tipo de productos, preferidos por mucha gente porque, además de no engordar, no provoca caries como el azúcar.Estas ventajas hacen que cada vez este edulcorante esté más integrado y sea más consumido, ganándole territorio al azúcar.

Sin embargo, la polémica llega cuando, en los años 70, un experimento sobre ratas demuestra que la sacarina puede causar cáncer de vejiga, debido a que cambia la composición de la orina. Dichos cambios producen una irritación en las paredes de la vejiga, que se intenta reparar mediante un proceso de proliferación celular. En caso de que este proceso se descontrolase, podría dar lugar a un tumor vesical.
En este momento (1977/78), el uso de la sacarina se prohíbe en países como Estados Unidos o Canadá, manteniéndose esta prohibición hasta principios de nuestro siglo.
¿Por qué se retira esta prohibición? Más adelante se ha considerado que las cantidades de sacarina utilizadas en el experimento eran exageradamente altas: "equivale a hacer tomar a un hombre ochocientas botellas diarias de bebida gaseosa durante el resto de sus días" aseguró Walter O. Spencer, de la compañía Sherwin Williams Co, mayor productora de sacarina del mundo en aquel momento. Hoy se sabe que las cantidades consumidas por los humanos no son suficientes para producir la irritación de la vejiga y, por lo tanto, no tendría lugar la proliferación celular que podría causar el tumor.
Además existen estudios más actuales que no sólo desvinculan a este edulcorante del cáncer de vejiga, sino de otro tipo de cánceres, como es el caso de este estudio de casos y controles realizado en Italia entre 1991 y 2004, que concluye que no hay asociación entre el consumo de edulcorantes artificiales y el riesgo de aparición de tumores.

Por lo tanto, el miedo a la aparición de cáncer por el uso de la sacarina sería infundado, siempre y cuando este uso no sea exagerado. ¡Los abusos nunca son buenos!


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